¿Estamos preparados para asegurar nuestra calidad de vida cuando nos jubilemos? La respuesta ya la conocemos todos y es claramente, ¡NO! Son muchos los ciudadanos y especialmente los más jóvenes, los que bromean con la sostenibilidad del sistema y la pensión que les pueda ser reconocida cuando llegue el momento de su jubilación. Hemos asumido que la jubilación supondrá una merma importante de nuestros ingresos, lo que afectará a nuestro poder adquisitivo. En España, la tasa de reemplazo, es decir el porcentaje de ingresos que se recibe en la jubilación con respecto a los ingresos previos del trabajador, es de 72,3% y es una de las más altas de Europa (la media en la UE se sitúa en el 52%). Esto supone una pérdida de poder adquisitivo de aproximadamente un 15%, pero se avecinan tiempos difíciles y estos datos no harán más que empeorar.
En una encuesta reciente de la OCU a más de 1.500 personas entre 25 y 80 años, para conocer su percepción sobre la jubilación y las pensiones, 7 de cada 10 encuestados asumen que sus ingresos mermarán tras la jubilación y sorprendentemente solo una minoría está ahorrando con esta finalidad. Según la encuesta de la OCU, el 20% de los encuestados asegura no estar preparando su jubilación por tener otros gastos a los que dar prioridad. Otro 20% afirma no disponer de ingresos suficientes para ahorrar para su retiro. Llama la atención que un 15% de los encuestados piense que es demasiado joven para ahorrar para la jubilación, cuando precisamente el tiempo que tienen hasta su jubilación, es la variable más preciada para sacar el mayor partido a los ahorros, ya que permite beneficiarse del efecto del interés compuesto en la inversión que se realice a largo plazo. Aportaciones tan pequeñas como 10€ al mes durante 30 años, se pueden convertir en la fuente de ingresos que un joven necesita cuando se jubile, para disfrutar de un estupendo retiro.
Hoy en día, 9 de cada 10 jubilados españoles, dependen en exclusiva de su pensión pública, lo que es verdaderamente preocupante para la sociedad en su conjunto. El 10% restante cuenta con otras fuentes de ingresos destacando en primer lugar el alquiler de propiedades inmobiliarias.
La realidad es que la caída de la tasa de natalidad y el aumento de la esperanza de vida (por encima de los 83 años) provocan que la pirámide poblacional se esté invirtiendo, lo que supone que cada vez haya menos personas en edad de trabajar para pagar las pensiones de jubilación. Y esta situación se agravará como consecuencia de las próximas jubilaciones de los baby boomers, en España, todos aquellos nacidos entre 1957 y 1977.
Es por tanto necesario incrementar y mejorar la educación financiera de la población y enseñar el valor del ahorro. Así seremos conscientes de los ingresos con los que contamos cuando nos jubilemos y se podrán tomar las decisiones de ahorro oportunas desde bien joven, completando la pensión pública con los sistemas complementarios de previsión social, bien planes de empleo y/o planes individuales.
Conocer la pensión pública que la administración te pueda reconocer, es el primer paso para prever la capacidad económica frente a los posibles gastos que se tendrán que asumir, así como desembolsos para una emergencia o incluso caprichos que te quieras dar después de una intensa vida de trabajo. Si necesitas ayuda y asesoramiento en esta materia, contacta con nosotros para guiarte y tomar las decisiones adecuadas para tu futuro.